
Monedas de este atractivo diseño, con dos columnas en el anverso entre las que se ven dos mundos coronados, por esta razón conocidas como "columnarias" o de "dos mundos", fueron acuñadas por las cecas de Hispanoamérica, a veces en enormes cantidades, como fue el caso de México y Potosí. En el Nuevo Reino de Granada solo las acuñó Santa Fe, aunque en cantidades muchísimo menores, en concordancia con la escasa producción de plata de las minas del virreinato. De hecho, aunque los archivos de la ceca muestran que hubo cortas acuñaciones de estas piezas en varios años, correspondientes al final del reinado de Fernando VI y comienzos del de Carlos III, hasta hace poco solo se conocían algunas piezas de 1759 y 1762. Esto cambió en forma sorpresiva en abril de 2006, cuando se descubrió una pequeña acumulación (12 a 14 piezas) de fecha 1770 en las fundaciones de un edificio colonial.
El ejemplar rematado el viernes se encuentra en perfecto estado de conservación, sin huellas de circulación, la pieza central para cualquier colección de monedas hispanoamericanas. Su nuevo y orgulloso propietario debió pagar por ella la módica suma de US$85.500 en la que parece haber sido una reñida pugna. Una pieza igual a ésta se puede admirar en la exhibición permanente de la colección numismática del Banco de la República, en el antiguo edificio de la Casa de Moneda en Bogotá, donde también se exhibe uno de los tres ejemplares conocidos de la de 1762.
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