jueves, 30 de noviembre de 2017

La “Cocobola” (1/3)

En 2017, ciento treinta años después de la sonada emisión de la moneda colombiana de cincuenta centavos de plata que conocemos como “Cocobola”, bien vale la pena refrescar la memoria sobre los acontecimientos que dieron lugar a su origen y mas tarde a su remoquete.

La famosa Cocobola de 1887; diámetro real: 30 mm
Pasada la guerra civil de 1885, a pesar de las buenas intenciones de las casas de moneda de Bogotá y Medellín las acuñaciones no marchaban con suficiente rapidez y los gastos de la guerra hacían apremiante la necesidad de numerario metálico. Se pensó entonces en recurrir al exterior, como ya se hacía con la moneda de níquel, y se entró en comunicación con los agentes comerciales del gobierno en Nueva York, por entonces Camacho Roldán & Van Sickel, para contratar la acuñación de una cantidad apreciable de piezas de cincuenta centavos en plata de ley 0,500.

Todo hubiera marchado sin tropiezos de no haber sido por la acucia de los comisionistas que, previa consulta con el presidente Núñez, junto con las descripciones oficiales de ambas caras de la moneda, le remitieron al grabador una foto pequeña del perfil de doña Soledad Román, la esposa de Núñez, para que le diera un “toque personalizado” a la efigie de la Libertad, sin imaginar la tormenta política que con ello se desataría.

Es evidente que el presidente no le dio importancia al asunto y quizá pensó que, fuera de su mujer, nadie lo notaría. No contaba sin embargo con la pericia del grabador ni con la astucia de sus opositores que vieron en ello la gran oportunidad. Años después en su biografía refería doña “Sola” lo ocurrido:

Llegaron las monedas y fueron puestas en circulación. ¡Ay, amigo! Aquello fue un escándalo apenas conocieron mi retrato. Los periódicos vomitaban improperios. El pueblo susurraba que Núñez se iba a coronar emperador. Y, por último, las denominaron “Cocobolas”, nombre que conservaron hasta su total desaparición.

Los enemigos de Núñez hicieron su agosto en esa oportunidad, pero ¿de dónde salió lo de “Cocobolas”? Pues resulta que el curioso remoquete está ligado a un sonado y trágico episodio ocurrido en Panamá dos años antes durante la guerra de 1885, cuando en medio de la revuelta los enemigos del gobierno incendiaron a Colón, que quedó reducida a escombros y cenizas. Por esos días era Colón una de las ciudades más populosas de Colombia, con multitud de almacenes y bodegas atestados de mercancías importadas, casi todos de propiedad de extranjeros. Del incendio sólo se salvaron siete edificaciones y quedaron sin hogar más de quince mil personas. Las pérdidas materiales ascendieron a treinta millones de pesos colombianos. Una cifra astronómica para la época.

Algunos de los incendiarios fueron cogidos en flagrante delito y fusilados en el sitio sin fórmula de juicio. Otros dos, un mulato haitiano y un jamaicano de nombre George Davis, más conocido como “Cocobolo”, habían sido capturados con la tea en la mano por los marinos del barco de guerra norteamericano Galena, surto en la bahía, que prestaron su ayuda en un comienzo para restablecer el orden en la aterrorizada ciudad. Estos fueron entregados a las fuerzas del gobierno central al mando de Rafael Reyes, para ser juzgados en consejo verbal de guerra. Éste se reunió el 6 de mayo de 1885 y condenó a los acusados a ser “ahorcados del pescuezo”, como lo pedía un memorial firmado por los vecinos de Colón. La sentencia se llevó a cabo el mismo día en el lugar donde se inició el incendio.

Posiblemente nunca sabremos de dónde le vino a Davis el apodo de “Cocobolo”, que es un árbol de madera roja, muy densa y atractiva (Dalbergia Retusa), común por entonces en Centro América. El hecho es que el pueblo se lo endilgó sin miramientos a las monedas de Núñez y así las conocemos los coleccionistas desde entonces.

(Continuará)